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Todo es objeto de poesía, dice Apollinaire: mares, océanos, gentes, una cerilla que se enciende, o los gritos de los animales. El Poeta no desprecia nada, y de acuerdo con su naturaleza alquímica, logrará las síntesis más inverosímiles, como demuestra la neutralización de contrarios simbolizada en el agua y el fuego en Alcools:
Et tu bois cet alcool brûlant
[comme ta vie
Ta vie que tu bois comme
[une eau de vie*
Apollinaire, Alcools, París, Gallimard, 1920.
*Bebes este alcohol ardiente como tu vida /
Tu vida que bebes como un aguardiente.
Fragmento extraído de la introducción de Loreto Casado al libro: Erik Satie, Memorias de un amnésico y otros escritos, Ediciones Ardorá.
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