david martínez dj


Aquí un texto-bio-restrospective sobre la trayectoria de un gran amigo que es además un dj excepcional. Siempre lo digo y puede que me repita, como las iaias, pero admiro a quien quiero, quiero a quien admiro. Suele estar más que relacionado.
Y sí, es el dj con el que llevo a cabo la propuesta escénica de Sombras cuarteadas de neón. El mismo de estas fotografías.




David Martínez dj  -1963-

David Martínez sabe lo que tiene que ponerte.
Eso es la maldita sencillez tan buscada en la poesía pero aplicada a una sesión. Sea de lo que sea –esa sesión-, hace que parezca fácil. Contemporáneo es su adjetivo. Exquisito también, y con mucho flow. Sobre todo flow que le viene del soul, de mover la cabecita con cualquier género bien escogido. Elegancia.

Con casi 50 años y una mente privilegiada como la suya –e incluso mucho mejor oído-, ha registrado todas y cada una de las tendencias sonoras, de los ritmos, ruidos, saltos, bajos a 128 bpm, los ha subido, mantenido y vivido a ras de piel, porque es su vida. Ha visto, también, como desde el house o la electrónica más ochentera los tiempos cambiaban para la música de baile, evolucionaban a la par que el consumo de determinadas sustancias, nuevas drogas para nuevos ritmos; cambios, fluctuaciones de la pista de baile que ha registrado desde la cabina. Y lo ha proyectado desde allí: observador privilegiado de todos y cada uno de los pasos y movimientos que se producían en discotecas, bares, clubes…

Su ventaja y su condena es ir un paso por delante (y es bien alto), ya sea con house,  deep, acid jazz, nu disco o electro, con indietrónica o lo que caiga entre sus dedos largos, infinitos (a través de tecla, vinilo, según los tiempos). Sus continuos viajes a Nueva York en los 80 le abrirían los ojos al mundo de exterior, directamente desde el tejido empresarial de Elda, donde comenzara y donde se profesionalizaría gracias a la música disco.

Sus sesiones se han oído en garajes transformados en clubes, en afters, en raves de la provincia (formando parte del colectivo que las organizaba) o en patios interiores de bares improvisados como clubes. Ha hecho sesiones matinales que levantaban a los muertos tras la noche. Ha volado en la cabina de esas noches-días. Tiene clase, y cuando es necesario es oscuro. Porque es necesario ser oscuro también cuando los neones refulgen a la salida del antro de moda de turno.

Conoce la historia de la música electrónica en España, y la tiene registrada con sus ojos, además de con sus pabellones auditivos, como el que ha vivido, disfrutado cada noche. Sabe perfectamente cómo la música disco de los 70 se hacía a base de baterías, retumba en sus oídos su pasado, fue y es testigo presencial; que lo orgánico de aquello dejó paso a lo electrónico, a los sintes y cacharritos, a las teclas. Toca cualquier género, como un prestidigitador: Acid Jazz, Electropop, New Wave, la misma que venía entonces cargada de Alaskas (en todas sus variantes), de Aviador Dro o de Derribos Arias...

Capaz de pincharte eso, más. De relacionar sus conocimientos con la moda y las pasarelas o con el poder de la palabra, haciendo bolos de poesía y guiando versos a base de notas musicales, y beats, y loops.

Es en Alicante, sobre todo, donde se ha podido y se puede disfrutar de él. Ha trabajado para Isla Marina, Zeta, Potato Puerto, Mandala, Desafinado, la que fuera ON en Murcia, Culture Minority Bar o Bala Negra o Geko. En la actualidad es el dj residente de San Rocco. Ama pinchar con los pies sobre la tierra y todavía más sobre la arena.


El concepto Dvotion suele ir asociado a David Martínez, es su épica vital y vitalicia. Le va a durar. Está al completo en su cabeza, lo da todo cuando lo tienes a los mandos-platos-cds-mesa-traktor.

Es su vida desde que tiene uso de razón. Por eso o vete tú a saber por qué, rompía las muñecas de su hermana -ésas que hablaban-, los discos o las cintas de casette cuando era un crío. Su curiosidad infinita. Le sigue, le mantiene. 


Alicia García Núñez
Poeta, periodista, gestora cultural
www.aliciag.es

Contemporary art este Retrofuture (y qué decir de la anterior sesión... además con guiño, Ali takes a walk with me...).

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