Laia López Manrique escribe sobre 'Supehéroes y/o villanos'

Cuando hablo de Laia siempre digo en broma, con cierto chascarrillo, pero muy seria que es "la mejor poeta de nuestra generación". Como si las generaciones pudieran seguir teniendo sentido en este grupo de poetas, buenos amigos, que nos reunimos en torno al vino para hablar de otra cosa que no sean versos.

Admiro su obra y es por ello que las palabras que redactó para la agenda online Le Cool Barcelona y Madrid llegan a mí, y me hacen seguir creyendo que esto, escribir (escribir escribir escribir) tiene algún sentido.



Un fragmento: 

"Escritos en un post-it, recordatorios, retazos, epitafios fríos y candentes: así parecen dibujarse en la superficie de la página los poemas que Alicia García Núñez ha depositado, funerariamente, en su último libro, Superhéroes y/o villanos, un poemario que se sirve en crudo, dedicado a la muerte de su padre. Con el trazo impresionista y precipitado de quien sabe que tiene que decir algo, porque el tiempo se escurre, y que a la vez “no es tanto lo que tengo que decir”: así está escrito este libro. Veloz, lacónico, iracundo y violento en su textura, como nos tienen acostumbradas las elegías paternas contemporáneas, desde Plath a Sharon Olds, pasando por Maria-Mercè Marçal: esa figura ambivalente del padre cuya marcada ausencia provoca una mezcla de rabia, ternura e incomprensión que solo puede saldarse, una vez más, escribiendo. Por ello dice la autora que ha de “escribir porque los muertos/ siguen estándolo” y que la escritura es “cicatriz”, flecha intangible dirigida a los fantasmas".

Para leer el artículo completo puedes ir directamente a la página de Le Cool.
Infinitas gracias, querido Laio.

Superhéroes y/o villanos, nuevo poemario


No he hablado mucho -nada aquí- de la publicación de Superhéroes y/o villanos, mi cuarto libro de poesía. Suburbia Ediciones, con Silvia Cosío al frente, se ha encargado de que sea una edición perfectamente cuidada, sobria y sencilla. Tal y como necesitaban los poemas sobre la muerte de mi padre que escribí durante unos 6 años en diferentes cuadernos, a mano. Fue un proceso duro de edición, dilatado en diferentes sesiones, días, meses, años, pero ciertamente obsesivo. Yo, encerrada en nuestro cuarto piso, el de Ángela y mío, en la calle Comte Borrell de Barcelona. El estómago revuelto durante meses, la somatización de aquello que no era capaz de decir en voz alta. Escribía, transcribía, corregía.

Lo publicamos en junio de este mismo año. Ya va de mano en mano, ya está en librerías, ya llegan las palabras en torno a su lectura. Os agradezco todas y cada una de ellas.

He aquí la web de la editorial donde puedes comprarlo: 



Lola La Faraona -una de mis gatas- es la supervisora del stock, por si no os habíais dado cuenta.