tour de force





















Todo es noche en el final de los tiempos que quemamos y los kilos y el frío y viene el día -también denominado ésehijoputa- sin remedio y sin gafas de sol con que escondernos la sonrisa puesta en los ojos. En vez de cerrar bares los abrimos para pequeñas grandes
reuniones
[privadas]
sumamente lícitas.
Ocupación de espacios semidestruidos y sentirnos abrigadas con el frío de la noche; hay un objetivo, normas, señas,
aunque parezca algo aleatorio
este ritmo
no
lo es.

La noche -ésa conversión del día más gélido que sentimos- la vivimos. Todo esparcido por en medio, los restos de nosotras que queremos recoger.
Las palabras mutan entonces a silencio líquido;
nos impregna, nos recorre.

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trabajo no terminado -tarea complicada la de obligarme hoy a escribir-.

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