el mal menor: la dignidad por debajo de todo
















Tengo la suerte de tener amigos bellísimos, a los que admiro. Me pasa mucho con la gente a la que quiero de verdad, siento admiración, soy su mayor groupie. No sé si es proporcional, una causa directa, qué vino antes, qué después; me suele pasar. De hecho me pasa con la compañía de teatro loscorderos.sc, no sólo tengo la suerte de conocer su trabajo, sino a los grandes profesionales que hay detrás, también delante. Anoche estuvieron en el Teatro Circo de Murcia (buena programación la que están haciendo, por cierto) con su penúltimo espectáculo producido, El Mal Menor:


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¿Qué responder a la pregunta que me han hecho más de una vez de "qué hacen estos chicos", o a la de "de qué va la obra"? Es complicado sin ver los movimientos de David Climent, Pablo Molinero (idea y dirección, de ambos) y Nacho Vera (que además forma parte de la banda Rosvita, de ahí que lo musical esté muy cuidado, como todo) en escena; armoniosos pese a su ritmo frenético y desmedido. Teatro físico, bastardo, como lo quieran llamar da igual. Lo importante es que te dejan k.o. tras cada golpe gestual y cada frase. Lo importante es que la obra no acaba con la ovación del público, que la hay, sino en tu casa.

Blackout (Kenton Slash Demon Remix) by Volcano Management

El lenguaje, su defensa, el juego con él, la poesía, el actor global, el poder y lo que nos meten por los ojos, lo que nos dejamos meter, "la dignidad por debajo de todo" (leit motiv de El Mal Menor), el poder y su erótica, tu trauma, tu dolor ante el mundo, tus bajos instintos ("¿Vas de putas? o mejor: ¿Piensas que te gustaría ir de putas?"). Cómo nos seduce ser los amos y señores de una parte (cuanto más grande mejor) del mundo y cómo eso es lo que importa, tener el control sobre los demás, y casi nunca de nosotros mismos. Los predicadores, los realities... Lo feo que es todo si no está lo básico, el respeto. Y ser consciente de algo muy importante que dice Pablo haciendo de "Vicente, el de Pontevedra": "Vosotros no sois la élite de ninguna ciudadanía media" -lo decían antes de que la crisis nos hiciera ser realmente conscientes de ello. Y lo dice a punto de, con unos simples toques de estilo que le da David -o Luigi-, convertirse en un Che contemporáneo, de tres al cuarto, de pose, peinado y cámara guiándole.

"Parientas, compañeras y amigas, y todas las que hemos salido de algunas cosas. Y estamos buenas, gracias a Dios!".

Y, como he dicho, lo importante es que su trabajo no se queda en el escenario. No acabas y cortas. Te lo llevas contigo. Te asalta en el espejo cuando al llegar a casa te lavas los dientes, te viene a la cabeza al entrar en la cama, vas más allá del texto, de la escenografía, de la perfección y el movimiento que ves en escena.

Pilar López as la cordera que guía al rebaño (producción y distribución, parte imprescindible de un trabajo continuado, excelente, duro la mayoría de las veces), como exponente máximo de lo que es amor. De lo que es sentirte completamente afortunada de haber tenido la suerte de encontrarla en tu camino, como a David, como a Pablo.

Nuria acompañándome en un día tan duro.
Tan tremendamente bonito, pese a todo, y a su término.
Y para finalizar, en esos 60 kilómetros que nos separaban de nuestro refugio (la felicidad que da tener un zulo propio, la propiedad), una impresionante y constante lluvia de estrellas que alguien lanzaba desde el cielo. Nuria me dijo de quién era la culpa, le creo. Gracias, papá, por hacerme llegar aquí. Continuar.

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